EDUCACIÓN Y CULTURA- DIÓCESIS DE PEREIRA

PASTORAL EDUCATIVA

25 de febrero de 2013

Hay que convencer a la juventud de que su existencia es valiosa

Conferencia de Davil Le Breton 'Del universo al multi-verso, análisis de las culturas juveniles'

David Le Breton es profesor de sociología en la Universidad de Estrasburgo y ha sido el encargado de realizar la primera conferencia de la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo de la Cultura sobre el tema “Culturas juveniles emergentes” que se celebra en Roma del 6 al 9 de febrero.

En su ponencia habló de cómo cada adolescente está marcado por su connotación sexual, clase social, lugar en el que vive, origen cultural, convicciones religiosas y de sus padres, su historia personal y su contexto relacional. Uno no se asemeja a otro, pero en las circunstancias sociales en las que vivimos, son muchos los aspectos que les unen. Su intervención ha afrontado sobre todo la relación de los adolescentes con su cuerpo y con el universo del consumismo.

El profesor comenzó definiendo la adolescencia como un periodo de reorganización simbólica y afectiva, un periodo de turbulencia que resulta incómodo para el joven y para su padres. Además, da vida a un debate intenso y es un momento de crecimiento físico y psíquico y de ampliar las relaciones con los otros.

Señaló que uno de los problemas de la sociedad actual es "la aparición de una moda hiper-sexualizada que lleva a las chicas a vestirse y a asumir unos comportamientos que les confieren un aspecto de jóvenes mujeres, mientras que a menudo son preadolescentes". En este aspecto, afecta mucho la publicidad que "tomando nota de la inversión de las generaciones, muestra pequeñas mujeres y pequeños hombres de diez años o incluso menos, desencantados y dando lecciones a sus padres que no comprenden nada del mundo de hoy".

Al contrario --ha matizado- sucede con los jóvenes que han superado ampliamente los 20 años que "indican la persistencia de una posición juvenil". En muchos casos esto sucede de una manera dolosa porque "su situación de precariedad no permite conseguir su autonomía por la desocupación, en una sucesión de trabajos eventuales".

A propósito de esto, los psicoanalistas hablan del síndrome de "Peter Pan". El profesor ha matizado que "la adolescencia es para estos jóvenes no tanto la ruptura con la infancia, sino más bien la voluntad de prolongarla lo máximo posible, manteniendo las ventajas materiales de la tutela de la familia, dejando en su interior una libertad de movimiento".

El estatuto contemporáneo del niño y del adolescente en la familia y el vínculo social no facilita tampoco la transmisión y el espíritu crítico, puesto que muchos niños están siendo 'adultizados'. "Un niño que se convierte en hijo o hija de sí mismo no tiene la misma relación con el mundo que otro que reconoce y es reconocido en una filiación y una pertenencia a una familia, a un contexto social que proporciona civilización y leyes".

En la relación con los padres, es necesario tener en cuenta que "el joven marca su cuerpo como pertenencia a sí mismo. El proceso de distanciamiento de los jóvenes con los padres conoce una serie de fases, necesita paciencia por parte de los padres, que se preocupan por estos cambios inesperados. Al mismo tiempo, el amor está todavía ahí, y el joven necesita que sus padres le tranquilicen en esta conquista de la autonomía".

La comunicación es otro de los puntos fundamentales en el desarrollo de los jóvenes aunque "no impide sentirse solo, aún estando rodeado de personas", además el foco de la autoestima se desplaza hacia la mirada de los otros no ya hacia la de los padres". También el look se convierte en una forma primaria de socialización, "la apariencia exterior es la máxima expresión de la autoestima y del sentido de identidad".

Otro aspecto a tener en cuenta, ha remarcado Le Breton, son las conductas de riesgo que caracterizan la alteración del gusto de vivir de una parte de la juventud contemporánea. Estas conductas "son intentos de desvincularse de la impotencia para volver a ser los actores de la propia existencia, incluso pagando el precio (lógica del sacrificio)". La multiplicación de estas conductas de riesgo es un fenómeno sociológico y "se trata de formas de búsqueda desesperada del sentido, de ritos íntimos de contrabando que no gozan del consenso de la sociedad y que los profesionales pretenden prevenir". Además de ser "un modo radical de tirar fuera el sufrimiento, de forzar el pasaje para acceder a otra sensación de sí mismos".

La clave para actuar frente a estas conductas de riesgo es darse cuenta que estos comportamientos son apelaciones a la vida y también reclamaciones de ayuda, por eso "solicitan un reconocimiento, un acompañamiento al joven, una compresión del hecho de que estas conductas son el signo de un sufrimiento intenso". De ahí la importancia de convencer a los jóvenes de que su existencia es preciosa y alejarles de estos juegos de muerte para llevarles al juego de vivir.

En último término la tensión ciencia-fe debe resolverse a nivel de la propia persona

Entrevista con Rafael A. Martínez, profesor de Filosofía de la Ciencia

Rafael A. Martínez es profesor de Filosofía de la Ciencia en la Facultad de Filosofía de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, Roma, de la que es actualmente decano. Físico y filósofo, se ocupa de la evolución de los conceptos científicos y de la historia de las relaciones entre ciencia y religión.

Ha publicado en Investigación y Ciencia, edición española de Scientific American, un artículo sobre Ciencia, filosofía y teología en el proceso a Galileo (394, julio 2009, pp. 60-67). Junto con G. Auletta y M. Leclerc ha publicado las actas del congreso celebrado en Roma en el Año de Darwin: Biological Evolution. Facts And Theories. A Critical Appraisal 150 Years After “The Origin of Species” (G&B Press, Roma 2011).

Una de las propuestas del Sínodo celebrado en octubre pasado habla del diálogo entre ciencia y fe como un campo vital para la nueva evangelización. ¿Qué prácticas pueden aplicarse para que este diálogo contribuya a la nueva evangelización?


--Rafael A. Martínez: A pesar de que la Iglesia siempre ha sostenido que fe y razón, incluida la ciencia, son plenamente compatibles, sigue siendo frecuente que se presente la ciencia como algo que haría innecesaria o incluso imposible la fe. La evangelización requiere hoy comprender de qué modo la fe nos habla del mundo. Lo hace en una dimensión distinta, pero acorde con todo lo que conocemos de la realidad a través de la ciencia: acerca de su origen, su evolución, lo específico del ser humano, como su capacidad de poseer un conocimiento teórico, su capacidad de amar, su libertad. Y esto requiere una cierta familiaridad con el conocimiento científico actual: no dejarse llevar solamente por los lugares comunes, tan frecuentes en la educación y en los medios de difusión. Y requiere también profundizar en el contenido de la fe: evitar presentarla de modo ingenuo, como si se tratase de “otra respuesta” a los problemas que se plantea la ciencia. La fe no quiere ser “otra ciencia”, sino algo que para el creyente da sentido a su existencia y a su relación con el mundo (que también incluye, necesariamente, la ciencia).


¿Existe un conflicto entre el conocimiento científico y la fe religiosa?


--Rafael A. Martínez: No, no puede existir ningún conflicto. San Agustín y Galileo recuerdan que tanto la naturaleza como la revelación tienen un mismo Autor. Leyendo la naturaleza descubro las maravillas de la creación, que siempre nos supera, pero que manifiesta una racionalidad profunda extraordinaria. Esta es la fuente de la belleza que ha llenado siempre de asombro y de entusiasmo a los científicos: Einstein es uno de los casos más conocidos. Y en muchos otros casos, ese asombro lleva a una fe religiosa profunda. La fe, en cambio, me ayuda a descubrir el significado trascendente de esa misma realidad. Sin una visión más amplia, el científico mismo puede sentirse perdido y carente de sentido en medio de ese mundo asombroso que la ciencia le hace descubrir. De hecho, el científico nunca se resigna a quedarse encerrado en un mundo puramente intelectual: necesita encuadrarlo en su vida personal, en su relación con los demás, en sus afectos, en sus proyectos. La ciencia es ante todo una actividad humana, y el científico debe necesariamente armonizarla con su vida, si no quiere caer en un cierto desequilibrio. Para el creyente esa visión armónica alcanza su pleno significado en la fe. Y hay que recordar que a lo largo de la historia ese ha sido el caso de la mayor parte de los grandes científicos.


¿Se puede explicar la fe de una forma racional?


--Rafael A. Martínez: Por supuesto, la fe cristiana siempre se ha presentado como una fe racional, como tantas veces lo ha repetido Benedicto XVI. En una conferencia que pronunció en la Sorbona en 1999, cuando era todavía el cardenal Ratzinger, sostenía que la fe cristiana es la opción por la prioridad de la razón e de lo racional, frente a otras opciones que acaban siempre despreciando la razón. Entre ellas incluía algunos intentos de explicar radicalmente el mundo que acaban por reducir la realidad al caso irracional. Se trata en realidad de ideologías pseudocientíficas, que buscan justificaciones puramente nominales. Decir que el mundo es así “porqué podría ser de cualquier manera” es no decir en realidad nada. La fe cristiana es una respuesta que pone ante todo el primado del “logos”, d ella racionalidad de Dios como amor creador.


Ciertamente esto no quiere decir que el contenido de la fe sea demostrable a partir de la razón o de datos empíricos. Lo que sí es demostrable es su racionalidad. Pero para ello hay que evitar reducir la razón a un tipo particular de racionalidad. Si se considera que “racional” es “equivalente” a aplicar el método científico-experimental, resultaría difícil percibir la racionalidad no sólo de la fe sino de muchos otros aspectos de la razón humana. Pero esa postura es hoy totalmente insostenible: la epistemología contemporánea ha mostrado claramente cómo la misma racionalidad de la ciencia experimental, con toda su capacidad de éxito y su rigor, requiere un uso más amplio de la razón si quiere para hallar un fundamento sólido, y comprender su misma racionalidad.


Werner Arber habló en el Sínodo sobre el relato del Génesis como una secuencia lógica compatible con la evolución, ¿Es posible creer en el relato del Génesis y admitir la teoría de la evolución?


--Rafael A. Martínez: Si, desde luego, podemos creer en lo que Dios nos revela en el Génesis y admitir la realidad de la evolución biológica. Pero esto exige huir de las simplificaciones. Pienso que somos conscientes de que con frecuencia, al leer o explicar los relatos de la creación contenidos en el Génesis, se tiende a presentarlos como si se tratase de una descripción de procesos físicos y biológicos. A veces puede tratarse sólo de un método catequético, para facilitar su comprensión. Pero quedarse sólo ahí sería un gran error, y hay que evitarlo. Porque en ese caso se puede acabar presentando a Dios como una causa puramente física. Hay que profundizar en el sentido teológico del Génesis, y exponer la doctrina de la creación de modo preciso. Dios no es un mecanismo que pone en marcha y organiza el mundo, sino el fundamento ultimo del ser.


Pero hay que evitar también la simplificación por el otro lado, presentando la biología evolutiva como si fuera la explicación total y definitiva de la realidad. Cada vez comprendemos mejor sus mecanismos y su lógica, pero como toda teoría científica estamos ante un camino abierto. Los últimos desarrollos, por ejemplo en el campo de la biología evolutiva del desarrollo (“evo-devo”), de la epigenética, de los mecanismos simbióticos y de las convergencias en las líneas evolutivas, nos ayudan a evitar interpretaciones reductivas de la evolución. Me refiero en particular a la célebre interpretación de Monod, tantas veces repetida, según la cual la unión de la necesidad de las leyes físico-químicas con el caso sería la única posible explicación de la realidad. Este, como cualquier otro intento de considerar la ciencia como una explicación definitiva, incapaz de ser superada, pueden ser considerados sólo como un prejuicio injustificado.


¿Hubo realmente un enfrentamiento entre la Iglesia católica y la teoría de la evolución de Darwin?


--Rafael A. Martínez: No, si lo que se quiere decir con esta afirmación es que la Iglesia católica, de modo deliberado, decidiera oponerse a la teoría de Darwin y actuara en consecuencia. Sí hubo, en cambio, posiciones contrarias a la evolución por parte de unos y otros (no más en la Iglesia católica que en otras confesiones). Éstas fueron frecuentes: cualquier novedad intelectual lleva siempre consigo una cierta resistencia, ya que debe romper los moldes a que estamos acostumbrados. Y a veces se justifica con motivos religiosos lo que es simplemente el apego a un modo de ver la realidad. Las “simplificaciones” de que hablaba antes son un ejemplo. Desde luego muchos cristianos, incluso teólogos, identificaban su fe en la creación con una serie de imágenes, en parte antropomórficas, en parte muy dependientes de una concepción del cosmos de tipo mecánico, propia del pensamiento moderno. Y la teoría de la evolución rompía estos moldes. Por otra parte, no hay que olvidar que desde el principio fue frecuente presentar la evolución como una teoría que haría innecesaria la fe religiosa. También este hecho provocó reacciones contrarias.


Pero al mismo tiempo hubo numerosos pensadores católicos, científicos, filósofos y teólogos, que vieron en la evolución una oportunidad de comprender mejor la relación entre Dios y el mundo. Esto produjo ciertas tensiones, pero la postura que adoptaron los organismos doctrinales de la Santa Sede fue de una cierta prudencia. Ni Darwin, ni ningún científico, fueron objeto de investigación. Y jamás la Santa Sede condenó públicamente la evolución. Estamos hablando de finales del siglo XIX. En los primeros decenios del siglo XX las actitudes fueron serenándose, y se llegó a una clara distinción: desde el punto de vista de la ciencia, la Iglesia no tenía nada que decir; era suficiente que la evolución no se presentara con una interpretación de tipo materialista.


¿Cuál es la postura de la Iglesia católica frente al creacionismo?


--Rafael A. Martínez: Por creacionismo, en sentido estricto, se entiende una interpretación puramente literal de los primeros capítulos del Génesis según la cual lo que en ellos se narra sería una descripción exacta del origen y formación de la realidad material, incluyendo específicamente los organismos vivos y el ser humano. Esta interpretación surgió en ambientes evangélicos (el llamado fundamentalismo), en el sur de los Estados Unidos, a partir de 1920, y allí adquirió gran fuerza, hasta el punto de promulgar leyes contra la enseñanza de la evolución en las escuelas y, cuando más adelante las leyes federales hicieron esto imposible, intentar que en clase de biología se dedicara el mismo tiempo a explicar la evolución y a explicar la llamada Creation Science, según la cual Dios creo hace unos seis mil años todos los organismos y especies exactamente como ahora los conocemos. Los fósiles, por ejemplo, habrían sido creados ya como fósiles. El creacionismo sigue teniendo un cierto peso, a pesar de que sus pretensiones han sido siempre rechazadas. En los últimos veinte años parece haber sido sucedido por la llamada teoría delDiseño inteligente. Ésta no se opone al hecho de la evolución (no todos los creacionistas han sido siempre uniformes en sus ideas) pero sostiene que los datos biológicos llevan a afirmar que las leyes de la naturaleza no podrían explicar las características de los organismos vivientes, por lo que sería necesario acudir a la existencia de una inteligencia que los ha “proyectado”.


Para la doctrina católica cualquier pretensión de este tipo significa ignorar completamente el sentido de la doctrina de la creación y del concepto mismo de Dios, que no obra a través de mecanismos físico-químicos o biológicos, sino como causa última trascendente de la realidad, como fundamento último del ser de todo lo creado. Los autores católicos que proponen explicaciones creacionistas (existen algunos grupos, aunque su alcance es muy reducido), muestran una notable ignorancia del sentido de la fe en la creación que la Iglesia ha siempre confesado, desde los Padres de la Iglesia hasta el Concilio Vaticano II.


¿Por qué cree que continúan siendo polémicos los casos de Galileo o Copérnico en cuanto a su relación con la Iglesia?

--Rafael A. Martínez: Ciertos eventos adquieren un carácter “icónico”, y esto lleva a utilizarlos como símbolo para sostener una “causa”, o simplemente para evitar una reflexión más atenta. Entre ciencia y fe, o más en general, entre la racionalidad humana y la racionalidad de la fe, se dará siempre una cierta tensión. Ambas constituyen una instancia “última”, aunque en dos dimensiones distintas, pero cuya distinción a veces no percibimos suficientemente. Pero tensión no significa necesariamente conflicto, a menos que se intente absolutizar el alcance de una y otra. Y es cierto que a veces la fe se ha expuesto de modo tal que parecía hacer innecesaria la ciencia, a pesar de que ya san Agustín ponía en guardia frente a tal peligro. Otras veces, y quizá esto es hoy más frecuente, es la ciencia la que pretende erigirse en respuesta última. Pero en uno y otro caso el verdadero problema no es tanto que ciencia y religión entran en conflicto una con la otra, cuanto que cada una traiciona su propia identidad: la religión se transforma en mito, la ciencia pretende usurpar el papel de la fe.

Pero hay que reconocer que il uso icónico de las figuras del pasado no es siempre negativo. La referencia a Galileo aparece frecuentemente en las discusiones acerca de la evolución a finales del siglo XIX, a las que antes nos referíamos. Galileo, además de contribuir de modo extraordinario al nacimiento de la ciencia experimental, quiso mantener siempre su fe. En último término la tensión ciencia-fe debe resolverse a nivel de la propia persona. Y es ahí donde la conciencia propia y la coherencia sincera juegan el papel fundamental.

fuente: zenit.org

22 de febrero de 2013

Domingo II de Cuaresma


El próximo 24 de febrero la Iglesia celebra el Domingo II de Cuaresma. 

Lc 9, 28-36
Los cristianos de todos los tiempos se han sentido atraídos por la escena llamada tradicionalmente "La transfiguración del Señor". Sin embargo, a los que pertenecemos a la cultura moderna no se nos hace fácil penetrar en el significado de un relato redactado con imágenes y recursos literarios, propios de una "teofanía" o revelación de Dios.

Sin embargo, el evangelista Lucas ha introducido detalles que nos permiten descubrir con más realismo el mensaje de un episodio que a muchos les resulta hoy extraño e inverosímil. Desde el comienzo nos indica que Jesús sube con sus discípulos más cercanos a lo alto de una montaña sencillamente "para orar", no para contemplar una transfiguración.

Todo sucede durante la oración de Jesús: "mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió". Jesús, recogido profundamente, acoge la presencia de su Padre, y su rostro cambia. Los discípulos perciben algo de su identidad más profunda y escondida. Algo que no pueden captar en la vida ordinaria de cada día.

En la vida de los seguidores de Jesús no faltan momentos de claridad y certeza, de alegría y de luz. Ignoramos lo que sucedió en lo alto de aquella montaña, pero sabemos que en la oración y el silencio es posible vislumbrar, desde la fe, algo de la identidad oculta de Jesús. Esta oración es fuente de un conocimiento que no es posible obtener de los libros.

Lucas dice que los discípulos apenas se enteran de nada, pues "se caían de sueño" y solo "al espabilarse", captaron algo. Pedro solo sabe que allí se está muy bien y que esa experiencia no debería terminar nunca. Lucas dice que "no sabía lo que decía".

Por eso, la escena culmina con una voz y un mandato solemne. Los discípulos se ven envueltos en una nube. Se asustan pues todo aquello los sobrepasa. Sin embargo, de aquella nube sale una voz: "Este es mi Hijo, el escogido. Escuchadle". La escucha ha de ser la primera actitud de los discípulos.

Los cristianos de hoy necesitamos urgentemente "interiorizar" nuestra religión si queremos reavivar nuestra fe. No basta oír el Evangelio de manera distraída, rutinaria y gastada, sin deseo alguno de escuchar. No basta tampoco una escucha inteligente preocupada solo de entender.

Necesitamos escuchar a Jesús vivo en lo más íntimo de nuestro ser. Todos, predicadores y pueblo fiel, teólogos y lectores, necesitamos escuchar su Buena Noticia de Dios, no desde fuera sino desde dentro. Dejar que sus palabras desciendan de nuestras cabezas hasta el corazón. Nuestra fe sería más fuerte, más gozosa, más contagiosa.

José Antonio Pagola

20 de febrero de 2013

La Educación entendida desde la Fe

La educación es un proceso de instrucción, orientación y acompañamiento que el adulto hace al niño hasta que este se convierta en un hombre autónomo, libre y responsable ante los hombres y Dios su creador.


1. La educación, tarea humana y tarea de Dios.
Que la educación sea en primer lugar una obra de la gracia significa que es una tarea que dependiendo de nosotros, no depende solo de nosotros, de nuestro saber hacer, de nuestras fuerzas ni de nuestros medios. Al decir que la educación no depende solo de nuestras fuerzas, me gustaría que te fijaras en la palabra “solo”, porque es palabra clave en esta idea que me dispongo a comentar. La educación sí depende de nosotros, y por entero -faltaría más- pero ni depende “solo”, ni depende de nosotros en primera instancia -ni en última tampoco-, sino de una instancia superior que llamamos gracia y que no es otra cosa sino la acción real, personal y eficacísima del mismo Dios en la vida humana. Para entender esto, y, sobre todo, para aceptarlo, hay que entender primero, al menos mínimamente, que Dios, siendo invisible, no es un ser ausente ni inactivo; al contrario, Dios actúa y actúa siempre, de manera ininterrumpida y siempre en presente. Otra cosa es que veamos cómo actúa -que solemos no verlo-, o que seamos capaces de entender la acción de Dios en sus detalles -que solemos no entenderla- pero la fe nos asegura la acción de Dios. Si no eres persona de fe esto no podrás entenderlo, pero si tú lector, eres hombre o mujer creyente, entonces sí puedes caer en la cuenta de lo que estoy diciendo porque la fe conlleva precisamente esto, aceptar la acción de Dios en todo cuanto existe y se mueve. ¿O piensas acaso que el mundo, la vida o el hombre tenemos capacidad para mantenernos en la existencia por nosotros mismos, al margen de la acción de Dios? Si lo crees así tengo que decirte que no estás en la verdad, porque ni el mundo ni nosotros somos autónomos ni autosuficientes. Vivimos y nos movemos, claro que sí, pero a causa de Dios. “En él vivimos, nos movemos y existimos” (Hechos 17, 28).

Si ahora damos un paso más, verás que la atención que Dios dedica a todo cuanto existe y se mueve no es uniforme, no es igual para toda la creación, sino que es especialmente intensa en la vida humana, y cuanto más humana sea una realidad, más cuidadosa y más intensa es esa atención. Como resulta que la educación es la construcción que el hombre hace del hombre mismo, la educación es justamente la actividad más redondamente humana de las que podemos traernos entre manos. Llegados a este punto solo nos quedan dos alternativas: Entender la educación desde la fe o desde fuera de la fe. Si la entendemos desde fuera de la fe, la educación es un mero hacer humano, una más entre las tareas que el hombre hace de acuerdo con sus capacidades, necesidades e intereses. En cambio, si la entendemos desde la fe, la educación, por ser humana, es también ocupación de Dios, intervención de Dios y por eso, sin dejar de ser tarea humana, es obra de Dios, o dicho de otro modo, obra de la gracia. Tarea humana y tarea de Dios. ¿Qué te parece? Ese es el encargo que Dios nos ha dado y que llamamos vocación. Encargo y vocación a ti como padre, con tus responsabilidades de padre y a mí como maestro, con las mías. ¿Te das cuenta de lo que esto significa? De aquí se desprende un racimo de consecuencias que ahora no podemos ni siquiera numerar y entre las cuales quiero destacar esta que vengo comentando, que la educación de estas personas concretas, nuestros hijos y alumnos, depende de Dios y de nosotros, en este orden. Así lo ha querido y así lo ha dispuesto. Es tremendo, ¿verdad? Sublime y exigente, comprometido y apasionante.

En un tercer momento me gustaría que cayeras en la cuenta de que acabo de decir que la educación “depende de nosotros y de Dios”. Si te fijas bien, verás que no he dicho que dependa “en parte” de nosotros y “en parte” de Dios, porque no es así. Destaco el matiz porque tiene su importancia, no sea que, sin querer, se nos deslice la idea de que a cada uno nos corresponde una parte. Y eso tampoco es verdad. A Dios le corresponde la totalidad de la educación de cada uno de sus hijos y a ti padre te corresponde la misma totalidad. A Dios por derecho de creación, a ti por derecho de generación. A Él como Padre, a ti como padre. Dios no ha creado una parte de tu hijo, sino al hijo entero, y tú no eres padre de una parte de tu hijo sino del hijo entero. (El ejemplo de un muro medianero es un poco tosco, pero puede servir. Un muro medianero es en su totalidad de cada uno de los dos vecinos que lo comparten. No es medio muro de cada vecino, sino que ambos y cada uno son dueños de todo el muro). Caso distinto es el mío, que soy maestro y actúo por delegación tuya, y hay cosas que puedes delegar y otras que no (aun así debemos tener claro que podemos delegar las tareas porque las tareas son divisibles pero el niño no lo es; en fin esta es otra cuestión que ahora tampoco se puede abordar).

2.- La obra de la gracia: Mover el corazón y educar en la unidad.

Vamos a lo que nos ocupa. Decíamos que la educación es obra de la gracia, o sea de la acción de Dios y he tratado de explicar en qué se fundamenta, el porqué esto es así. Ahora pienso que tal vez se te puedan presentar dudas y objeciones que pueden hacer mella en nuestro ánimo. Pienso en padres que al leer esto tal vez se dibuje en su rostro una mezcla de duda y desconfianza. Si la educación es una obra de Dios, ¿dónde está Dios con este hijo concreto? Si es verdad que Él actúa, ¿qué hace y cómo lo hace? Porque lo que cualquiera puede comprobar es que o yo hago mi tarea o esa tarea se queda sin hacer. Justamente así es: O tú haces tu tarea o esa tarea se queda sin hacer (recuerda, además, que un padre o una madre no tienen sustitutos). ¿Entonces, Dios qué?

Vamos por partes. Mira: Nosotros por nosotros mismos podemos enseñar cosas. Y lo hacemos. Podemos enseñar -y enseñamos- a leer y a escribir, a movernos en el mundo del cálculo, a manejar instrumentos (ordenadores, instrumentos musicales, herramientas, etc.). Nosotros por nuestras propias fuerzas podemos transmitir conocimientos y técnicas muy diversas, del variopinto mundo del saber. Podemos enseñar a razonar, y de hecho lo hacemos, a hablar otras lenguas, a explotar nuestras capacidades físicas o artísticas, a aprender cosas de memoria. Todo esto no es poco y ojalá lo hiciéramos cada vez mejor, cada uno en su parcela, pero yo no estoy pensando en que todo esto sea la educación porque sé que no debemos mirar a los muchachos solo con las luces cortas.

Educar es más que impartir conocimientos, manejarse con las tecnologías al uso o aprender los idiomas que más cotizan. Todo esto también y no hay que desmerecerlo. Tiene su importancia y quiero subrayarlo y poner énfasis en ello, pues no me gustaría que pudiera quedarse sobrevolando en el aire la idea de que los conocimientos y la preparación técnica son poco importantes, pero si hay que poner las cosas en su sitio (y hay que ponerlas) tengo que decir que los conocimientos ni son lo único ni son lo que más valor tiene. Hay una serie de valores (hábitos, actitudes y conductas) que pesan más en la vida personal que la preparación académica estricta. El saber debe ser estimado en todo caso y hay que perseguirlo, en cada uno según sus capacidades, pero conviene precaverse de sus riesgos, que también los tiene, entre los cuales el primero es el peligro de hinchazón del alma, peligro del cual debemos huir como de la peste. Tener muchos conocimientos está muy bien pero el saber por el saber no saca a la luz lo mejor de nosotros mismos. Te lo diré con una expresión de San Ignacio: “No el mucho saber harta y satisface el alma sino el sentir y gustar de las cosas internamente”. (Volveré sobre estas palabras unas líneas más abajo).

Lo mejor del hombre no se obtiene a base de buenas notas ni un expediente brillante es garantía de felicidad, porque si todo eso, que es muy bueno y está muy bien, no les vale al final para vivir una vida feliz, entonces ¿para qué les vale? Para no quedarme en el aire, haré una relación de una serie de “valores” a los que me refiero: El amor por la verdad, el cumplimiento de la palabra dada, el respeto por las personas y por sus cosas, la responsabilidad ante los compromisos adquiridos, la alegría de vivir, la capacidad para perdonar, el saber escuchar, la compasión ante el sufrimiento ajeno, la renuncia al ejercicio de los derechos individuales en favor del necesitado, la conciencia social, el amor a la patria, la práctica de la justicia, la honradez y la discreción, la acción generosa y solidaria, la fidelidad en lo mucho y en lo poco, el sacrificio de un deseo legítimo por un bien mayor, la constancia en el esfuerzo, etc., etc., etc.

Vuelvo a la pregunta que aún está en el aire. ¿Entonces, Dios qué? Porque lo chocante viene a continuación. He dividido -grosso modo- la educación en dos grandes áreas, que son la educación instrumental (conocimientos, técnicas, etc.) y la educación moral (normas de comportamiento, actitudes ante la vida, respeto y asunción de los grandes valores... virtudes humanas, en definitiva). ¿Piensas tal vez que te voy a decir que lo primero es cosa nuestra y lo segundo es cosa de Dios? Pues no, tampoco por aquí viene la respuesta a la pregunta ¿entonces, Dios qué? La educación moral, al menos teóricamente, se podría hacer sin contar con la gracia. Bien es verdad que con mil dificultades que en la práctica son insuperables, pero en el plano teórico cabe decir que se podría hacer, y por eso no la debemos excluir en los no cristianos.

Respondo al fin y para ello retomo las palabras de San Ignacio. Con estas palabras, colocadas como aviso previo a los Ejercicios Espirituales, San Ignacio, sin decirlo explícitamente, está apuntando al centro de la diana de la educación: Formar el corazón del hombre. Lo que no se puede hacer sin la gracia son dos cosas: Mover el corazón y dar unidad a todas esas facetas que concurren en la educación. Respecto del corazón, nosotros somos capaces de llegar hasta poder tocarlo, pero no podemos moverlo. Educar a alguien no es hacer de él un producto de diseño, ni una réplica del educador. La educación es un proceso de instrucción, orientación y acompañamiento que el adulto hace al niño hasta que este se convierta en un hombre autónomo, de tal manera que él esté lo suficientemente capacitado como para decidir sobre su propia vida y al hacerlo opte libremente por una vida virtuosa en lugar de hacerlo por una mezquina, y de este modo pueda responder afirmativamente a las mociones con las que Dios vaya conduciendo su vida. Si lo hace así, solo si lo hace así, un día podrá entrar en el cielo, que es, a fin de cuentas, lo único que merece la pena, lo único para lo cual la educación debe servirle. Porque si todo eso que les enseñamos (conocimientos, técnicas, dominio de instrumentos, tecnología, valores, actitudes, etc.) no les vale para salvarse, entonces ¿para qué les vale?; ¿para condenarse cubiertos de títulos?, ¿para irse al infierno adornados de cortesía?

Educar, entonces, es ayudar a disponer el corazón, prepararlo, enseñar a usar el corazón desde la propia libertad, porque el corazón es el punto de encuentro del hombre con Dios. Punto de encuentro y campo de batalla, las dos cosas. Punto de encuentro, porque el corazón es el lugar de la cita entre el hombre y Dios, y campo de batalla porque además de Dios y el hombre, hay un tercer bando que también entra en juego. En el corazón del hombre se dan cita tres bandos: El propio yo con sus fortalezas y debilidades, Dios para salvarnos y sus enemigos para impedirlo. ¿Ves ahora el papel de la gracia? ¿Ves por qué no podemos confiar toda la tarea educativa a nuestras meras fuerzas, que por otra parte siempre serán de corto alcance? ¿Acaso crees que el educador, padre o maestro, es capaz de mover el corazón de nadie? Solo Dios, solo Él, solo la gracia.

La segunda cosa que no se puede hacer sin la gracia es dar unidad a la persona. La educación puede trabajar las distintas áreas a las que hemos aludido antes (educación del cuerpo, de la voluntad, de los afectos, técnicas, conocimientos, virtudes, etc.) pero no puede darles la unidad ni la organización adecuadas. Con las meras fuerzas humanas podemos coger cualquier parcela y trabajarla muy bien, pero no integrarlas todas en un proyecto de unidad, la unidad que cada persona es. La razón es antropológica y radica en que la gracia es el único antídoto del pecado. Sin la gracia no hay forma humana de luchar contra el pecado y vencerlo (si la hubiera no necesitaríamos a Dios para nada). El primero de los efectos del pecado es el desorden, y este desorden se manifiesta en forma de división, tanto en el interior como en el exterior de la persona. Por lo que respecta al interior, sin la gracia no hay manera de ordenar el corazón humano, ni hacer que la persona encuentre su unidad. No por casualidad al principal instigador del pecado lo hemos llamado “diablo”, palabra de origen griego cuyo significado es “el que divide”. Esto te podrá parecer, tal vez un tanto teórico, pero la experiencia tiene más que demostrado que cuando una persona se deja mover por la gracia no es que empiece a arreglar tal o cual asunto en su vida, es que va arreglando su vida entera, va adquiriendo la unidad que nunca tuvo o restaurando la que tuvo y perdió.

Querido lector. He tocado un poco deprisa varios puntos, a cada cual más importante. En el fondo me queda un cierto pesar por no haber podido extenderme más y mejor, sobre todo con este último de la unidad de la persona. Soy consciente de que he apuntado alto y hondo, pero ni podemos aspirar a más, ni podemos conformarnos con menos. Esta es la educación católica. Esta es la educación que mana del Bautismo, que no es para gente selecta, sino para bautizados, y en el Bautismo hay tabla rasa. No hay bautismos de primera y de segunda. Para todos el mismo rito, para todos la misma gracia porque para Dios no hay hijos de primera ni de segunda. Dios tiene hijos, tú y yo entre ellos.

Si te quedas con ganas de más, no lo dejes, no lo eches en el cesto del olvido, no te quedes quieto. Como te decía en la primera carta, busca, habla, pregunta, lee. Cada paso que demos en pos de la verdad nos hará mejores personas, más creíbles y sobre todo, mucho más felices.

Como siempre ánimo, mucho ánimo. Las cargas del día pueden ser duras (y hay días que son muy duras) pero no deben pesar tanto que la noche nos sorprenda en desánimo.
fuente: catholic.net

Preguntas claves para educar al adolescente

Ruta para auto evaluarse como educador de adolescentes.

Es fácil leer temas de adolescencia; ya no es tan fácil asimilar las pautas pedagógicas leídas, y mucho menos tener una visión global y armónica de todas ellas a la hora de ponerse manos a la obra

El educador necesita lo que se llama un Checklist , una hoja de ruta que le permita auto-evaluarse constantemente, asegurarse que no se deja nada por el camino. Los pilotos de avión tienen esa hoja que les permite revisar antes de cada vuelo todos lo procedimientos; un riguroso protocolo. Tienen prohibidísimo despegar sin repasar serenamente esa lista. Por muy preparados que estén, por muy expertos que sean, es fácil que en algún momento se les olvido un "pequeño botón" que hay que apretar, pero que puede ser decisivo...

Aunque parezca farragoso, evidente, cansado, se aconseja tener esta lista a la mano, revisarla con frecuencia sistemática. Está elaborada en progresión, no sobra ninguna pregunta.

A. Preguntas claves sobre los fundamentos de la educación:

1. ¿Estoy ya completamente decidido a poner al otro antes que a mí en todo momento? ¿Con lo que eso implica en mi propia vida, en mi trabajo, en mis horarios…?

2. ¿Ya he entendido que educar no es atiborrar de consejos, normas, conocimientos o actividades varias, sino lograr que el muchacho viva integral y armónicamente su vida, en plenitud?

3. ¿Estoy convencido que sin una visión transcendente, que invada mi ser, mi intención educadora y mis actos, nunca lograré una verdadera educación y la plena realización del muchacho?

4. ¿Entiendo que esa visión me deba llevar a buscar encuentros reales con el muchacho, suscitando en él, desde su realidad concreta, las preguntas importantespara su vida, ayudándole a encontrar las respuestas adecuadas y acompañándole para que las haga convicciones y decisiones concretas?

B. Preguntas claves sobre el papel del educador:

1. ¿He entendido que la educación implica ante todo una relación sana y un acompañamiento permanente, sin agobios ni imposiciones innecesarias?

2. ¿Cuido que el ambiente sea siempre respirable? ¿Evito conflictos y provocaciones innecesarias?

3. ¿Pongo todos los medios adecuados, cueste lo que me cueste, para educar en todos los ámbitos de la vida del chico?

4. Pero antes ¿Tengo plena conciencia de la propia misión, sintiendo el peso de la responsabilidad educativa?

C. Preguntas claves sobre las actitudes del educador:

1. ¿He optado ya por la coherencia en mi propia vida, siendo consciente de que no puedo engañarme ni engañar a las personas que debo educar?

2. ¿Pongo en manos de Dios mi labor y cuento realmente con Él a la hora de educar, con humildad y realismo?

3. ¿He logrado combinar la sana autoridad con el ascendiente y liderazgo humano, o esto se me escapa de las manos?

4. ¿Ya sé combinar el cariño con la exigencia, o acaso no logro el equilibrio?

5. ¿”Pueden” los adolescentes con mi paciencia, o ya he logrado la serenidad necesaria para que exista el ambiente formativo adecuado y el respeto a la autoridad?

6. ¿Se abren los chicos conmigo porque sé acogerles, pase lo que les pase, digan lo que digan?

7. ¿Tengo una actitud sanamente provocadora que les “despierte y empuje” a no acomodarse con su situación?

D. Preguntas claves sobre los principios pedagógicos:

1. ¿He comprendido ya que tengo que tratar a cada chico de forma diferente, sin usar tópicos ni clichés, dándole a cada uno lo que le conviene?

2. ¿Me doy cuenta si los muchachos interiorizan y hacen suyo lo que les enseño y propongo, o todavía la disciplina y la formación es meramente externa y superficial?

3. ¿Estoy resuelto a darle a los muchachos una formación integral, preocupándome no sólo por su salud física y sus conocimientos, sino también por su voluntad, su afectividad y su espiritualidad?

4. ¿Entiendo lo que significa y uso la flexibilidad y la gradualidad en la formación, para no caer en un rigorismo ineficaz y para no quebrar a los muchachos?

5. ¿Tengo claro por otro lado que no puedo dejar de exigir y ofrecer una formación creciente y permanente, nuevas propuestas para que el chico crezca más y más como persona y en todos los ámbitos de su vida?

6. ¿He entendido ya que necesito prestar especial atención a los chicos de mayor influyo para ser realmente eficaz en la labor educativa; o aún pienso que eso es favoritismo? ¿Mal interpreto este principio metodológico, despreocupándome de algunos?

E. Preguntas claves sobre los contenidos y ámbitos educativos:

1. ¿Estoy logrando que los chicos quieran saber, que valoren la búsqueda de la verdad?

2. ¿Les enseño a pensar con lógica, a saber analizar las cosas, a lograr una síntesis de lo que aprenden, que les ayude a su propia vida?

3. ¿Les hago percibir y gustar de la belleza de la Creación, y así puedan abrir su mente a la fe y a la verdad de Dios, Belleza Total?

4. ¿Educo sus sentimientos y su afectividad para que sean equilibrados? ¿Les enseño a controlar y encauzar sus pasiones? ¿Y logro que estén bajo la guía de una voluntad recia y firme?

5. ¿Voy logrando en ellos una personalidad madura y equilibrada? ¿ Se aceptan como son y construyen sobre lo que son? ¿ Agradecen lo que son y lo que tienen?

6. ¿Tengo la seguridad que son sinceros? ¿Tienen una conciencia recta de lo bueno y lo malo? ¿Valoran las virtudes morales y sociales, o son más bien burdos?

7. ¿Estoy logrando en ellos los hábitos espirituales fundamentales? ¿Han asimilado que toda su educación tiene como culmen la donación al prójimo? ¿Les doy el espacio para que puedan hacer práctica esa donación?

F. Preguntas claves sobre las habilidades y las herramientas educativas:

1. ¿Me considero y soy hábil en manejar los conceptos que me pueden ayudar a informar y formar adecuadamente a los adolescentes? ¿Dedico tiempo para estar al día?

2. ¿Tengo recursos oratorios y metodológicos para atraer y captar la atención de los adolescentes? ¿Dedico tiempo para practicar y lograr las habilidades necesarias?

3. ¿Tengo una mentalidad previsora, que anticipa acontecimientos y que así libre a los muchachos de experiencias innecesarias, aunque sin caer en la sobre protección?

4. ¿He logrado ya la habilidad necesaria para generar un clima de confianza a mi alrededor, donde los muchachos se encuentran a gusto y abiertos a lo formativo?

5. ¿Sé usar la disciplina como una herramienta pedagógica logrando que los muchachos la interioricen? ¿Mal uso o abuso de los castigos?

6. ¿He aprendido ya a motivar sin caer en los recursos fáciles, en la adulación o en la premiación constante?

7. ¿Tengo la capacidad de manejar grupos, siendo consciente de su importancia para lograr la formación completa de los adolescentes?

P. José G. Sentandreu (del libro "Adolescentes, una guía en el caminar")

19 de febrero de 2013

Cine Club "Juan Pablo II": La Cristiada

El próximo jueves 7 de Marzo se proyectará la película "La Cristiada", a las 7 p.m. en el Auditorio Juan Pablo II de la Catedral. La entrada es libre.
Sinopsis de La Cristiada:
La Guerra Cristera (también conocida como Guerra de los Cristeros o Cristiada) en México consistió en un conflicto armado que se prolongó desde 1926 a 1929, entre el gobierno de Plutarco Elías Calles y milicias de laicos, presbíteros católicos que resintieron la aplicación de legislación y políticas públicas orientadas a restringir la autonomía de la Iglesia católica. La original Constitución mexicana de 1917 establecía una política que, lejos de separar al Estado de la Iglesia, negaba la personalidad jurídica a las iglesias, subordinaba a éstas a fuertes controles por parte del Estado, prohibía la participación del clero en política, privaba a las iglesias de su derecho a poseer bienes raíces, desconocía derechos básicos de los así llamados "ministros del culto" e impedía el culto público fuera de los templos. Tras un período de resistencia pacífica un número de escaramuzas tuvo lugar en 1926. Las rebeliones formales iniciaron el 1 de enero de 1927 en el centro y occidente del país. Estos rebeldes fueron conocidos como cristeros ya que peleaban bajo el lema "Viva Cristo Rey".

15 de febrero de 2013

Domingo I de Cuaresma

El próximo domingo 17 de Febrero celebraremos el Domingo I de Cuaresma. La liturgia de la Palabra para este día nos propone un pasaje del Evangelio según San Lucas (Lc 4, 1-13)

Las primeras generaciones cristianas se interesaron mucho por las pruebas y tensiones que tuvo que superar Jesús para mantenerse fiel a Dios y vivir siempre colaborando en su proyecto de una vida más humana y digna para todos.

El relato de las tentaciones de Jesús no es un episodio cerrado, que acontece en un momento y en un lugar determinado. Lucas nos advierte que, al terminar estas tentaciones, "el demonio se marchó hasta otra ocasión". Las tentaciones volverán en la vida de Jesús y en la de sus seguidores.

Por eso, los evangelistas colocan el relato antes de narrar la actividad profética de Jesús. Sus seguidores han de conocer bien estas tentaciones desde el comienzo, pues son las mismas que ellos tendrán que superar a lo largo de los siglos, si no quieren desviarse de él.

En la primera tentación se habla de pan. Jesús se resiste a utilizar a Dios para saciar su propia hambre: "no solo de pan vive el hombre". Lo primero para Jesús es buscar el reino de Dios y su justicia: que haya pan para todos. Por eso acudirá un día a Dios, pero será para alimentar a una muchedumbre hambrienta.

También hoy nuestra tentación es pensar solo en nuestro pan y preocuparnos exclusivamente de nuestra crisis. Nos desviamos de Jesús cuando nos creemos con derecho a tenerlo, y olvidamos el drama, los miedos y sufrimientos de quienes carecen de casi todo.

En la segunda tentación se habla de poder y de gloria. Jesús renuncia a todo eso. No se postrará ante el diablo que le ofrece el imperio sobre todos los reinos del mundo: "Al Señor, tu Dios, adorarás". Jesús no buscará nunca ser servido sino servir.

También hoy se despierta en algunos cristianos la tentación de mantener, como sea, el poder que ha tenido la Iglesia en tiempos pasados. Nos desviamos de Jesús cuando presionamos las conciencias tratando de imponer a la fuerza nuestras creencias. Al Reino de Dios le abrimos caminos cuando trabajamos por un mundo más compasivo y solidario.

En la tercera tentación se le propone a Jesús que descienda de manera grandiosa ante el pueblo, sostenido por los ángeles de Dios. Jesús no se dejará engañar:"No tentarás al Señor, tu Dios". Aunque se lo pidan, no hará nunca un signo espectacular del cielo. Solo hará signos de bondad para aliviar el sufrimiento y las dolencias de la gente.

Nos desviamos de Jesús cuando confundimos nuestra propia ostentación con la gloria de Dios. Nuestra exhibición no revela la grandeza de Dios. Solo una vida de servicio humilde a los necesitados manifiesta su Amor a todos sus hijos.

José Antonio Pagola
Fuente: feadulta.com

12 de febrero de 2013

LA EDUCACIÓN HOY

[El Profesor González-Simancas ofrece en este artículo una serie de criterios fundamentales para que pueda darse una verdadera y profunda educación humana y no sólo un barniz cultural.]

por José Luis González-Simancas
fuente: eticaarguments.blogspot.com

Hoy día se necesita tener ideas claras sobre la educación. Si no se plantea a fondo su naturaleza, se corre el riesgo de convertirla en una tarea deformada, por no responder al fin de formar personas, considerando a la persona como un objeto biológico semejante a otros seres no racionales que no tienen libertad. A continuación, se ofrecen algunos criterios básicos.

1) La educación gira en torno a dos ejes de la vida que son los que hacen posible el crecimiento de la persona en todas sus dimensiones: la libertad y el compromiso voluntario con el bien y la verdad.

2) La educación entendida como formación lleva a ir conociendo la verdad de las cosas y a saber discernir entre lo verdadero y lo falso. En la sociedad actual, y en la educación, se ha infiltrado el relativismo ético del “todo vale”, y el hedonismo materialista que lleva a pensar que se tiene “derecho” a todo lo que a uno le complace, sin tener en cuenta los derechos ni las circunstancias de los demás. Se impone restaurar la formación humana que es de todo punto necesaria para aprender a situar cada cosa en su contexto natural y no en un contexto “contra natura”.

3) Si no se proporciona una verdadera educación, el hombre –varón y mujer-- es víctima de uno de los mayores males: la ignorancia, que conduce inevitablemente a confundir, por ejemplo, libertad con capricho egoísta e insolidario; compromiso con falta de libertad; verdad con opinión sin fundamento; bien con lo que a uno le apetece aquí y ahora.

4) Necesitamos formar a las nuevas generaciones de modo que, libre y comprometidamente, sepan situarse razonadamente, con conocimiento de causa, ante los hechos verdaderos de la vida: ante el matrimonio, la familia, los hijos, los mayores, los enfermos, los discapacitados; los pobres, los ricos, los que provienen de otros mundos y culturas, los que profesan otras religiones; es decir, ante todo ser humano, sin distinción de sexo, de clase, de raza, de cultura o de creencias, aprendiendo a ayudar a todos en lo que necesiten, con generosidad cristiana.

En definitiva, si no procedemos a educar a la juventud en esa línea, malamente podremos evitar y prevenir las pandemias que asolan nuestro mundo y se oponen directamente a la cultura de la vida: la legalización del aborto y de la eutanasia, las enfermedades de transmisión sexual, los embarazos no deseados, los maltratos de mujeres y varones, la drogadicción, la discriminación laboral, la ausencia de respeto a la persona humana en los medios de comunicación, y un largo etcétera de todos conocido.

Eucaristía de inicio de Año Académico

La Vicaría de Educación y Cultura de la Diócesis de Pereira ha programado para el próximo viernes 15 de febrero, a las 10:30 a.m., una Eucaristía presidida por nuestro Obispo, Monseñor Rigoberto Corredor Bermúdez, en la Catedral de Pereira, con la cual se dará inicio al Año Académico 2013, y se pondrá en manos de Jesús Maestro nuestras Instituciones y nuestro trabajo, de modo que Dios bendiga nuestro servicio como educadores de la comunidad y nos ayude a seguir dando buen testimonio de experiencia cristiana en los sitios de desempeño oficial.

La invitación se hace extensiva a todos los docentes, padres de familia y alumnos de las diversas Instituciones Educativas de nuestra Diócesis.
  

¿Qué significa el Miércoles de Ceniza?

El Miércoles de Ceniza la Iglesia marca el inicio de la Cuaresma, tiempo de preparación a la Pascua que termina el Jueves Santo después de mediodía, recordándonos a los cristianos que somos creaturas, que esta vida es tan sólo una preparación y que nuestro verdadero destino es llegar a Dios en la vida eterna.

Al momento de la imposición de la ceniza sobre nuestras cabezas, el sacerdote nos recuerda las palabras del Génesis, después del pecado original: “Acuérdate, hombre, de que eres polvo y en polvo te has de convertir”, que recuerdan a los fieles tres verdades fundamentales: su nada, su condición de pecadores y la realidad de la muerte.

7 de febrero de 2013

VISIÓN DE LOS ESTUDIANTES HOY


AVANCES TECNOLÓGICOS


La comunicación silenciosa


En Alemania, un equipo del Instituto de Tecnología Karlsuhe se halla trabajando en el desarrollo de un sistema que permitiría mantener una "conversación" telefónica a través del aparato de móvil pero sindecir ni una palabra.
Lo que se busca con esta nueva tecnología -de momento sólo se trata de un prototipo- es interpretar los movimientos labiales para generar, de este modo, una síntesis de voz en otro teléfono.
La idea, a la que han bautizado como 'la comunicación silenciosa', se le ocurrió a la profesora Tanja Schultz durante un viaje en tren. "Estaba tomando el tren y la persona sentada a mi lado estaba constantemente en el chat y pensé que tenía que cambiar eso".
El dispositivo se basa en la electromiagrafía, una técnica que detecta las señales eléctricas de los músculos, y que, actualmente, se emplea para el diagnóstico de algunas enfermedades. Unos electrodos, que se pegan a la cara del usuario, permiten detectar las señales eléctricas producidas por los músculos implicados en el habla. Estos impulsos pasan posteriormente a un dispositivo que los registra y amplifica antes de transmitir la señal, a través de Bluetooth, a un ordenador portátil. Una vez en el ordenador, el software los convierte en texto, y éste puede ser leído por un sintetizador de voz.
De momento, como explica la propia Schultz, el sistema no se ha integrado en un teléfono móvil, pero éste sería el objetivo a conseguir en un futuro; lo que podría tener, como destaca la profesora, aplicaciones sociales que ayudarían a comunicarse a personas que hayan perdido la voz. También podría llegar a emplearse como un sistema de traducción instantánea: se podría hablar en la lengua materna y el texto podría ser traducido a otro idioma.

Fuente: nuestrasnuevastecnologias.blogspot.com

PRESENTACIÓN DEL AÑO DE LA FE


Estudiar en la universidad alarga la vida

Los hombres con estudios viven 8 años más y las mujeres suman 4 años

Estudiar en la universidad siempre se ha considerado beneficioso para conseguir una mayor calidad de vida, pero también contribuye a alargar la vida de quienes han pasado por una facultad. Un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) concluye que los estudiantes universitarios viven más tiempo que aquellas personas sin estos estudios: las mujeres alargan su vida hasta cuatro años, mientras que los hombres viven hasta ocho años más.
 
Las mujeres europeas tienen una media de vida más larga que los hombres, con 83 años frente a los 77 de los varones. No obstante el estudio demuestra que los hombres de 30 años con estudios superiores pueden vivir hasta 51 años más, alcanzando los 81 años. Las mujeres con estudios universitarios, por su parte, notan más ligeramente las ventajas de haber cursado una carrera pues la esperanza de vida femenina llega a los 87 años.

El estudio de la OCDE revela diferencias dentro de los licenciados europeos, principalmente en Europa Central. En la República Checa un hombre de 30 años con estudios universitarios vive una media de 17 años más que sus conciudadanos que no han pisado una facultad. En el sur las diferencias entre personas con y sin estudios superiores son menos notables; por ejemplo, en Portugal la diferencia entre estos dos colectivos es de tan solo 3 años.

El estudio demuestra que la educación ayuda a mejorar las expectativas laborales y las posibilidades dentro del mercado laboral, pero también incrementa la salud, la participación ciudadana y ayuda a contener la violencia. Los adultos entrevistados en el estudio de la OCDE han demostrado que, a más nivel educativo, existe más implicación en actividades cívicas o colectivas como voluntariados, interés político o participación electoral en los individuos.

A pesar de que la educación ayuda a mejorar el nivel de satisfacción personal, el nivel de bienestar de los países también contribuye a paliar las diferencias de longevidad entre las personas con estudios universitarios o sin estos estudios. Especialmente esta diferencia se hace patente entre los países nórdicos y los estados de Europa central: en Dinamarca todos los entrevistados presentan un nivel de satisfacción por encima del 90%, mientras que en la República Checa las diferencias oscilan entre el 30% y el 80%, según el nivel de estudios.

Fuente: elpais.com

DOMINGO V DEL TIEMPO ORIDNARIO CICLO C

¡NO TEMAS, VIVE LO QUE ERES!

El próximo 10 de febrero celebramos el domingo V del T.O. La liturgia de la Palabra nos propone, en la tercera lectura, un pasaje del Evangelista Lucas (Lc 5, 1-11).  

“No temas”: es el saludo habitual con el que, en la Escritura judeocristiana, la Divinidad se acerca a los seres humanos, como si se reconociera que el miedo constituye una de nuestras señas de identidad. Sobre todo, el miedo ante aquello que nos resulta nuevo y, en particular, desbordante.

Pues bien, frente a tantos miedos, nos hace bien escuchar en lo hondo de nuestro corazón: “No temas”. No solo como un consuelo fácil, sino porque resuena con verdad. Aun incluso cuando hemos sido dañados en nuestra confianza, sigue habiendo un lugar en nuestro interior que vibra ante esa palabra y, lo que es más importante, nos asegura que es verdadera.

Sabemos que es verdadera porque, cualquiera que sea la situación que nos toca vivir, podemos descansar en lo que es. Experimentamos que el Fundamento último de lo Real es fiable, digno de confianza, y constituye una roca sólida en la que hacemos pie, incluso aunque a nuestra mente le falten todas las respuestas a sus preguntas interminables.

Porque esta confianza se mueve en otro registro, distinto del puramente mental. No es el resultado de un razonamiento, mucho menos de un control sobre las circunstancias; se trata, por el contrario, de una experiencia directa, no-mediada por la mente, y que se hace presente justamente cuando el razonamiento calla.

Solo con esa confianza podemos acoger y seguir la invitación de Jesús: “Rema mar adentro”. Salir de la rutina, de la instalación, de lo viejo conocido…, para adentrarse en la profundidad siempre nueva de la vida.

Las religiones tienden, por su propio carácter, a “cosificar” e incluso “momificar” el mensaje recibido: de ese modo, la novedad de la intuición original se transforma fácilmente en institución petrificada, que no despierta gozo ni produce vida.

La profundidad a la que nos invita la palabra de Jesús –“rema mar adentro”- no se halla lejos, ni tiene que ver con ningún sueño alucinatorio. Es un nombre distinto para hablar de la Presencia. El presente es siempre nuevo y fresco, lleno de riquezas insospechadas y nunca tiene fin.

Sal de los mensajes reiterativos de la mente que, como cinta grabada, repite siempre los mismos contenidos, y ven, una y otra vez, al momento presente, hasta que tu propio “yo” se diluya en él.

Ese es el “mar adentro” que nos da miedo: el lugar de la novedad, en el que no podemos controlar, donde incluso se ve modificada la percepción habitual de nuestra identidad.

Ciertamente, desde ese “mar adentro”, las cosas se ven de manera diferente, y eso es lo que nos permitirá salir de nuestras acostumbradas reacciones egoicas.

Sabemos bien cómo reaccionamos desde el ego: cómo vivimos, desde él, nuestro trabajo, nuestras relaciones, nuestros compromisos… Cuando, por el contrario, al venir al presente, nos situamos en la Presencia que somos y dejamos de percibirnos como “yo”, todo se ha modificado. Experimentamos, con sorpresa y con gozo, que otra manera de ver y de vivir es posible.

Es ahí donde podemos “echar las redes para pescar”, es decir, donde es posible favorecer la vida de las personas (“pescar” = sacar a las personas del mar/mal a la tierra/vida = ayudar a vivir).

Porque las transformaciones profundas no vienen de propósitos, ni de ningún tipo de voluntarismo, sino que nacen de la comprensión: cuando vemos, cambiamos. Porque cambiar no es alcanzar alguna meta que se halle alejada, o cargar con algún peso añadido; cambiar es salir de la superficialidad para vivir, sencillamente, lo que somos en profundidad. Pero eso requiere que lo veamos.

Al verlo, la vida se ilumina, el miedo se transforma en confianza, y, como Jesús, nos hacemos servicio para los demás.


Enrique Martínez Lozano

www.enriquemartinezlozano.com

ADICCIÓN A INTERNET



Autor: José G. Sentandreu | Fuente: www.el-adolescente.com


La adicción a internet es cada vez un problema más común en todas las personas de diferentes edades. Por lo que necesario detectar el problema y tratar de eliminarlo.

Como siempre, todo acaba en la familia....

Los adolescentes son el colectivo más vulnerable por la adicción a internet.

El uso de internet y las redes sociales "no es malo", pero su abuso "altera e interfiere" en muchas actividades, según el primer protocolo de tratamiento de la adicción a estas tecnologías, un problema que afecta especialmente a los adolescentes y que puede llegar a ser una patología.

Dos profesores e investigadores de la Facultad de Psicología Básica de la Universitat de València, Clara Marco y Mariano Chóliz, han publicado el protocolo "Adicción a internet y redes sociales".

Mariano Chóliz ha asegurado que estas tecnologías son "una buena herramienta", pero su abuso "altera e interfiere" en muchas actividades "que se dejan de hacer".

"Hay personas que pueden llegar a estar diez horas jugando en internet", ha señalado el experto, quien ha afirmado que esta adicción "puede producir alteraciones en los ritmos de sueño y la alimentación, provocar la pérdida de un trabajo por su abuso o problemas familiares y académicos", ha indicado.

En el libro, el primero de estas características que se publica en España según Chóliz, los investigadores han adecuado protocolos de tratamiento aplicados a otras adicciones como el juego, alcohol o drogas para adaptarlas a personas que buscan tratamiento para abandonar su problema con internet.

No es tan grave, pero existe

Según el psicólogo, la adicción a internet y las redes sociales "no tiene la misma gravedad" que otras adicciones, pero puede llegar a ser una patología "cuando una persona no es capaz de dejarlo, porque necesita más, o cuando interrumpir esta actividad le genera molestias y ansiedad".

"Es como tener un síndrome de abstinencia", ha señalado el profesor de Psicología Básica de la Universitat de València, quien ha agregado que el afectado "no es capaz de parar aunque quiera y deja de hacer cosas que antes le gustaban".

Mariano Chóliz ha señalado que los adolescentes son los que tienen mayor riesgo de caer en esta adicción, "ya que son más vulnerables, usan más las tecnologías, a las que sacan todas las funciones, y para ellos es fascinante porque pueden utilizarlas para las relaciones personales".

"Conforme se van desarrollando las tecnologías y aparecen nuevas funciones que son usadas por los adolescentes de manera universal, hay un pequeño porcentaje que puede tener problemas de abuso y dependencia", ha dicho Chóliz, quien ha precisado que es difícil dar una cifra de afectados porque aún se están desarrollando elementos de diagnóstico.

Disminuir el deseo

Respecto al tratamiento que pueden tener estas adicciones, Chóliz ha señalado que una primera fase pasa por la disminución de la necesidad o deseo de utilizar internet y enseñar un uso controlado de la red, algo que puede lograrse después de varias semanas.

"No se pretende que la persona no consuma ni que esté en una urna de cristal, sino que lo haga de forma controlada", ha señalado el psicólogo, quien ha agregado que el control "se debe imponer al principio, para que después adquiera un uso racional".

Mariano Chóliz ha agregado que también es importante que el afectado desarrolle otro tipo de actividades y estrategias "para que tenga la mente y las manos en otra cosas y evitar recaídas".

Para ello, según Chóliz, es "fundamental" el papel de la familia, ya que las técnicas de control externos deben ejercerse principalmente en el ámbito doméstico.

"Los padres no entienden qué le está ocurriendo a su hijo o hija", ha señalado el experto, quien ha agregado que con unas pautas dadas por el terapeuta podrían suponer un gran apoyo para la recuperación de esa adicción.

LA VIDA DEL PRIMER PAPA EN EL ARTE


El camino de Pedro




El cardenal Bertone inaugura la exposición 'El camino de Pedro' en el Castel Sant'Angelo

Fuente: Zenit.org

En el contexto del Año de la Fe, se inaugura esta exposición dedicada a los acontecimientos de la fe de san Pedro. La muestra será inaugurada por el cardenal secretario de Estado Tarcisio Bertone el miércoles 6 de febrero. Fue presentada a los medios esta mañana en la Sala de Prensa del Vaticano, con la intervención de monseñor Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, don Alessio Geretti, responsable de la exposición y Daniela Porro, directora del Polo Museale Romano.

El cardenal Fisichella destacó la importancia de esta muestra artística dentro de las iniciativas del Año de la Fe. Entre los diversos eventos programados a nivel internacional para este año, --explicó el purpurado- hay algunos que pretenden subrayar especialmente el carácter cultural de la fe y la promoción que ésta ha supuesto en los diferentes ámbitos de la cultura.

También explicó el porqué de esta exposición: "la fe no es un compromiso sólo de los creyentes. Ésta explica la exigencia del hombre de saber mirarse a sí mismo para acoger el deseo de Dios que está impreso en el corazón de cada persona. El momento cultural que vivimos está fuertemente caracterizado por movimientos que se alternan y que dejan entrever las contradicciones de estos años".

Precisamente han querido explicar "El camino de Pedro" en el arte para sostener ese deseo y para dar voz a la nostalgia de Dios, que está latente en tantas personas. Añadió que "han pensado en esta muestra como un recorrido durante los siglos para entrar en la conciencia de uno de los personajes que desde siempre ha provocado la mente de los artistas para intentar entender el misterio que traía con sí y darle voz".

A continuación, tanto Alessio Geretti como Daniela Porro profundizaron en la exposición desde el punto de vista artístico.

La muestra está dividida en ocho momentos con una introducción previa: Encuentro, Estupor, Resistencia, Crisis y Renacimiento, Abandono en Dios, Fraternidad, Misión, Semejanza. En cada uno de estos momentos se podrán admirar varios cuadros que representan ese pasaje de la vida del apóstol. Un total de 37 cuadros, procedentes de diferentes países del mundo, acompañarán al visitante en una reflexión sobre la vida de san Pedro en una exposición que apela a todos los sentidos.

El recorrido expositivo se desarrolla en las salas que se ubican a la derecha y a la izquierda del Patio del Ángel en el cuarto piso de Castel Sant'Angelo. El desarrollo de la muestra se caracteriza por unos paneles que revestirán las salas para crear un ambiente muy recogido y acogedor en los que los colores oscuros, el rojo y el azul, unido a la escenografía creada por una iluminación particularmente sugestiva, favorecen al máximo la concentración del visitante sobre las obras y una fuerte participación emotiva en la narración que representan.

Además de los cuadros, el recorrido está acompañado por una selección iconográfica y de textos que guían en la interpretación de los diferentes momentos, acompañado también por una proyección en la que se puede escuchar a niños y adolescentes leyendo los fragmentos del Evangelio.

CATEQUESIS DE S.S. BENEDICTO XVI, CON MOTIVO DEL AÑO DE LA FE


Miércoles 6 de febrero de 2013

Fuente: www.vatican.va



Queridos hermanos y hermanas:

El Credo llama a Dios «Padre todopoderoso», y añade que es «Creador del cielo y de la tierra», como se dice al inicio de la Escritura: «Al principio creó Dios el cielo y la tierra». Dios es Padre en cuanto origen de la vida y, al crear, muestra su omnipotencia. Dios pone orden, armonía y belleza en todas las cosas, y no deja de su mano a sus criaturas. Así, el mundo creado muestra vestigios de la acción divina, bondadosa y cercana, que permiten vislumbrar la profunda verdad de la creación y el amor de que está impregnada, más allá de un examen meramente fáctico. Por la revelación, el creyente puede leer en el gran libro de la naturaleza quién es Dios como Creador y Padre. La cumbre de la creación es el hombre y la mujer, el ser humano: un ser pequeño respecto a la inmensidad del universo, pero el único que ha sido hecho «a imagen de Dios», capaz de entender la sabiduría de su obra, reconociendo y alabando a través de ella al Creador. Por eso goza de la especial protección de Dios, que fundamenta la inviolabilidad de la dignidad humana, frente a la tentación de ver en las personas simples objetos inanimados para la propia utilidad.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular al grupo y a la Delegación de la Guardia Civil, con el Arzobispo castrense, el Señor Ministro del Interior y el Director General de ese Cuerpo, que ruega a la Virgen del Pilar la fuerza espiritual necesaria para su importante servicio a la sociedad española. Y saludo igualmente a los peregrinos venidos de España, Chile, México y otros países latinoamericanos. Que la fe en Dios, Padre y Creador, sea para todos fuente de serenidad y esperanza.

Muchas gracias.





 
Blogger Templates