El domingo de ramos asistimos a dos procesiones que terminan en la cruz y la resurrección. La procesión en la que Jesús fue aclamado por la gente humilde y sencilla; y la de Poncio Pilato, que entraba a Jerusalén en medio de un gendarmería y soldados imperiales, haciendo una manifestación y proclamación del poder del imperio. La de Jesús proclamaba el reino de Dios; la de Pilato el reino del mundo.
Estas dos procesiones son el contexto de toda la Semana Santa, desde el Domingo de ramos, pasando por la procesión del viacrucis en medio del comercio del imperio, hasta la cruz y la resurrección, procesión de la victoria sobre la muerte y los signos de la muerte que llevamos en nuestra carne pero que también están encarnados en los absolutismos de la nueva cultura.
¿En qué procesión estamos y en cual quisiéramos permanecer?
P. Behitman A. Céspedes
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