27 de octubre de 2012
22 de octubre de 2012
19 de octubre de 2012
3 de julio de 2012
COSAS QUE NO USAS LAS PERDERÁS
Todos nosotros conocemos el principio “órgano que no se usa se atrofia”. Formulémoslo de otra manera: “Cosas que no usamos, las perdemos”. Mirémoslo con un ejemplo: si decidieras permanecer tres años acostado sobre una cama o sentado sobre una silla de ruedas, por voluntad propia, seguramente después de esos tres años, cuando quisiera volver a levantarte, ya no serías capaz de hacerlo. Lo mismo sucedería con cualquier otro de nuestros miembros.
Este principio lo podemos aplicar a cualquier otra clase de habilidad. Si se deja de tocar el piano o la guitarra por un período largo de tiempo, sin lugar a dudas, vas a perder muchas habilidades en tus dedos. Si dejas de usar tu creatividad, imaginación o memoria tenlo por seguro que se te “evaporan” sin que te des cuenta.
Mantengámonos atentos y vigilantes…, de lo contrario, nuestra conciencia podría también apagarse lo mismo que tantas otras cosas… cuando empezamos a pensar y a decir: “nada me importa” o “no me importa” estamos creando ya problemas. Recuerda siempre que las celdas de las prisiones y los hospitales mentales están llenos de personas para quienes las cosas “dejaron de suceder”. Gente que se las “ha arreglado” para mantener siempre “apagados” sus sentimientos, hasta el punto en que no ha quedado absolutamente “nada”.
Ejercitemos nuestra mente para mantenernos “en forma”. No existe ninguna razón o causa para que nos convirtamos en “menos capaces” o en “incapacitados existenciales” con el transcurrir de los años, si no ejercitamos nuestra capacidad mental de tiempo completo.
En este mismo principio parece funcionar en los negocios. El dinero está destinado para ser usado y por eso, debe ser usado. Necesita circular, fluir, moverse. De lo contrario se “estanca” y se desvaloriza. Si observas detenidamente a los financistas, notarás que se mantienen reinvirtiendo su capital, usando lo que ya tienen, tomando “riesgos”. De ahí la necesidad de que te convenzas de que jamás te convertirás en archimillonario almacenando y manteniendo tus pesos en bolsas de plástico debajo de la cama o del colchón . si no la pones a producir, se “estanca y la perderás[1].
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TÚ PUEDES SER PRÓSPERO
Seguramente en más de una oportunidad has comprado un billete de lotería y habrás pensado: ¿qué tal que me lo ganara? Y has hecho hasta los planes de cómo gastarías ese dinero, ¿verdad?
No pretendo desanimarte ni derrumbar tus “sueños”, pero ¿sabías que difícilmente las personas que se han ganado loterías o grandes sumas de dinero en juegos de azar, se vuelven personas prósperas? La prosperidad no se consigue de la noche a la mañana. ¡La prosperidad es una cuestión mental y de actitud!
Quizás me podrías decir: “¡Bueno…, lo que pasa es que hay personas de “buena suerte”…! ¡Yo en cambio no tengo!. ¡No! La buena o mala suerte no existe. Existen sólo dentro de ti y concretamente dentro de tu mente o manera de pensar. Tu mente y tu sistema de creencias son tu suerte. Ellos son lo que tú eres y lo que tú esperas, estés donde estés. Son ellos quienes te hacen y te mantienen pobre o rico, dependiendo de lo que tú decidas. Tú tienes y tendrás sólo lo que tú piensas y pienses. Piensa pobremente y permanecerás pobre, piensa “ricamente” y serás muy rico y próspero.
¡No hay duda de que el trabajo “duro” es un ingrediente para ser prósperos, pero jamás es el único y mucho menos la garantía del bienestar! En realidad lo que necesitamos es un cambio de estrategia y de mentalidad.
El dinero en sí mismo no es bueno ni malo. ¡Que quede eso bien claro! De ahí que la intención no es hacer juicios de valor con respecto a él. ¡El dinero es sólo dinero y nada más! Es más, tú o cualquiera otra persona, pueden ser felices así como están. Lo que sí quiero revelar es: las circunstancias tuyas han sido creadas única y exclusivamente por ti mismo. Si alguna vez decides cambiar, podrás alcanzar todos los objetivos que se propongan. Pero eso depende única y exclusivamente de ti y de nadie más. Es cuestión de decisión personal[1].
COMO LA NATURALEZA, LIBÉRATE DE LO INNECESARIO
¿Has tenido que trastearte alguna vez de pueblo, de ciudad, de casa, de oficina o simplemente de habitación? Si lo has hecho, podrás recordar la cantidad de cosas que fuiste acumulando ¿Verdad? Muchas cosas que te prestaron un servicio, pero que ya no te lo prestan... Otras, que te podrían servir, pero que no tienes espacio para ellas o que no son nada más que basura. ¡A veces son las que ocupan la mayor parte del espacio!
en un constante estado de cambio, necesitamos una actitud saludable para liberarnos de las cosas viejas y abrazar las nuevas. Afortunadamente o desafortunadamente nos movemos dentro un mundo demasiado pragmático. Desembarazándonos de lo viejo y de lo innecesario, creamos vacíos o espacios que nos permiten crear y diseñar nuevas y excitantes cosas para nosotros mismos.
En cambio, cuando nos anclamos a lo viejo y anticuado, estamos creando bloques, barreras y estancamientos. Eso es aplicable no sólo a las cosas materiales sino también y sobre todo a nuestras emociones, actitudes, comportamientos, hábitos...
Mantén como hábito de tu vida hacer una limpieza total en el interior de tu mente y de tus emociones. de hecho, todas aquellas emociones que hemos recogido por la vida, que hemos almacenado y que no nos hemos atrevido a sacar, se van enquistando poco a poco, hasta el punto en que cada vez será mucho más difícil eliminarlas.
En cambio, en la medida en que diariamente nos ejercitemos en una eliminación progresiva de pensamientos y emociones negativas, estaremos asegurando una mayor fluidez energética en todo nuestro organismo.
Aprendamos de la naturaleza. ¡Cuántas cosas nos enseñan acerca de la eliminación! si observamos atentamente nuestro cuerpo, nos damos cuenta de que posee no menos de seis formas diferentes y distintas para desembarazarse del material desechable: ano, uretra, boca, nariz, oídos y piel. ¿Ha pensado alguna vez qué sería de nuestro cuerpo si jamás eliminara? De ahí la necesidad de eliminar mentalmente y vaciar emocionalmente todas las cosas innecesarias[1].
22 de mayo de 2012
TODA TU VIDA APRENDES PARA “BIEN” O PARA “MAL”
¿Alguna vez te has puesto a pensar en la manera como fuiste adquiriendo todo el bagaje de conocimientos, habilidades, y destrezas que posees hoy en día? El bebé aprende a chupar, aprende a mover la cabeza, aprende a comer con el pocillo, aprende a comer con la cuchara, aprende a girarse, aprende a gatear, aprende a sentarse… toda nuestra vida es una cadena de aprendizajes.
Pues bien, el aprendizaje es la clave para la supervivencia. Y por eso, todos nosotros aprendemos “para bien” o “para mal”. Aprendemos “para bien” cuando todos nuestros aprendizajes son comportamientos adaptativos, es decir, son funcionales para la realización de nosotros mismos como seres humanos integrales. Y aprendemos “para mal” cuando nuestros comportamientos apuntan s la dirección opuesta.
Pero así como el aprendizaje es la clave para la supervivencia, es también la clave para el éxito. Las personas exitosas son aquellas que han tenido excelentes “procesos de apre4ndizaje”. Para cualquier cosa que intentes realizar en tu vida necesitarás siempre de estos procesos. Pues de ellos depende el menor o mayor éxito en todo y cada uno de tus proyectos. Necesitaos aprender y aprender bien. Y para “aprender bien” necesitamos involucrar todos nuestros sentidos y canales sensoriales[1].
VOCACIÓN DE LOS LAICOS AL APOSTOLADO
La Iglesia ha nacido con la finalidad de propagar el Reino de Cristo por toda la tierra para gloria de Dios Padre y, de esa forma, hacer partícipes a todos los hombres de la redención salvadora, y, por medio de esos hombres ordenar realmente todo el mundo hacía Cristo. Toda la actividad del Cuerpo místico, dirigida a este fin, recibe el nombre de apostolado, que la Iglesia ejerce a través de todos sus miembros, aunque de diversas maneras: la vocación cristiana, por su misma naturaleza, es también vocación al apostolado. Así como en el conjunto de un cuerpo vivo ningún miembro actúa de forma meramente pasiva, sino que, al participar de la vida del cuerpo, participa al mismo tiempo de su actividad, de la misma manera, en el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, todo el cuerpo, según la operación propia de cada uno de sus miembros, hace crecer a todo el cuerpo (Ef 4,16).
Más aún, es tanta la conexión y trabazón de los miembros en este cuerpo (Cf. Ef 4,16), que el miembro que no contribuye, según su propia capacidad, al crecimiento del cuerpo debe ser considerado inútil para la Iglesia y para sí mismo. Hay en la Iglesia diversidad de ministerios, pero unidad de misión. A los Apóstoles y sus sucesores les confirió Cristo la función de enseñar, santificar y gobernar en su propio nombre y autoridad. Pero también los laicos, partícipes de la función sacerdotal, profética y real de Cristo, cumplen en la Iglesia y en el mundo la parte que les corresponde en la misión de todo el Pueblo de Dios. Ejercen verdaderamente el apostolado con su empeño por evangelizar y santificar a los hombres y por empapar y perfeccionar con espíritu evangélico el orden de las cosas temporales, de modo que su actividad en este orden dé claro testimonio de Cristo y sirva para la salvación de los hombres.
Siendo propio del estado de los laicos vivir en medio del mundo y de los negocios temporales, Dios les llama a que, movidos por el espíritu cristiano, ejerzan su apostolado en el mundo a manera de fermento.
10 de mayo de 2012
UNA HISTORIA DE COMPRENSIÓN
El dueño de una tienda estaba colocando un anuncio en la puerta que decía: cachorritos en venta.
Esa clase de anuncios siempre atraen a los niños, y pronto un niñito apareció en la tienda preguntando:
- ¿Cuál es el precio de los perritos?
- Entre $30 y $50.
El niño metió la mano en su bolsillo y sacó unas monedas:
- Sólo tengo $2.37… ¿puedo verlos?
El hombre se sonrió y silbó. De la trastienda salió su perra corriendo seguida por cinco perritos. Uno de los perritos estaba quedándose considerablemente atrás. El niñito inmediatamente señaló al perrito rezagado que cojeaba.
- ¿Qué le pasa a ese perrito?- preguntó.
El hombre le explicó que cuando el perrito nació, el veterinario le dijo que tenía una cadera defectuosa y que cojearía por el resto de su vida.
El niñito se emocionó mucho y exclamó:
- ¡Ése es el perrito que yo quiero comprar!
Y el hombre replicó:
- No, tú no vas a comprar ese cachorro, si tú realmente lo quieres, yo te lo regalo.
Y el niñito se disgustó, y mirando directo a los ojos del hombre le dijo:
- Yo no quiero que usted me lo regale. Él vale tanto como los otros perritos y yo le pagaré el precio completo. De hecho, le voy a dar mis $2.37 ahora y 50 centavos cada mes hasta que yo lo haya pagado completo.
El hombre contestó:
- Tú en verdad no querrás comprar ese perrito, hijo. Él nunca será capaz de correr, saltar y jugar como los otros perritos.
El niño se agachó y se levantó la pierna de su pantalón para mostrar su pierna izquierda, cruelmente retorcida e inutilizada, soportada por un gran aparato de metal. Miró de nuevo al hombre y le dijo:
- Bueno, yo no puedo correr muy bien tampoco, y el perrito necesitará a alguien que lo entienda.
El hombre estaba ahora mordiendo el labio, y se sintió en evidencia… sonrió y dijo:
- Hijo, sólo espero y rezo para que cada uno de estos cachorritos tengan un dueño como tú.
PARA REFLEXIONAR
En la vida no importa quién eres, sino que alguien te aprecie por lo que eres, y te acepte y te ame incondicionalmente. Un verdadero amigo es aquél que llega cuando el resto del mundo se ha ido.
15 de abril de 2012
CONCILIO VATICANO II: CONSTITUCIÓN "GAUDIUM ET SPES"
Sección 2. Algunos principios para la correcta promoción de la cultura
La fe y la cultura
Los cristianos, en su peregrinación hacia la ciudad celeste, deben buscar y gustar las cosas de arriba; esto no disminuye nada, sino que más bien aumenta, la importancia de su tarea de trabajar juntamente con todos los hombres en la edificación de un mundo más humano. en realidad, el misterio de la fe cristiana les ofrece valiosos estímulos y ayudas para cumplir con mayor intensidad esta tarea y sobre todo para descubrir el sentido pleno de esta acción, que hace que la cultura humana obtenga su lugar preeminente en la vocación íntegra del hombre.
En efecto, cuando el hombre con el trabajo de sus manos o con ayuda de la técnica cultiva la tierra para que dé fruto y llegué a ser una morada digna para toda la familia humana, y cuando asume conscientemente su papel en la vida de los grupos sociales, cumple el plan de Dios, manifestado al comienzo de los tiempos, de someter la tierra y perfeccionar la creación, y se cultiva a sí mismo; y al mismo tiempo guarda el gran mandamiento de Cristo de consagrarse al servicio de los hermanos.
Además, el hombre, cuando se entrega a las diferentes disciplinas de la filosofía, la historia, las matemáticas y las ciencias naturales y se dedica a las artes, puede contribuir muchísimo a que la familia humana se eleve a más altas concepciones de la verdad, el bien y la belleza y a un juicio de valor universal, y así se iluminada con mayor claridad por la admirable sabiduría, que desde la eternidad estaba con Dios disponiendo todas las cosas con Él, jugando en el orbe de la tierra, considerando entre sus delicias el estar con los hijos de los hombres.
Con ello mismo, el espíritu humano, más libre de la esclavitud de las cosas, puede elevarse más fácilmente al culto y a la contemplación del creador. Además, con el impulso de la gracia se dispone a reconocer al verbo de Dios.
Ciertamente, el progreso actual de las ciencias y de la técnica, que en virtud de su método no pueden hasta las razones íntimas de las cosas, puede fomentar ciertos fenomenismos y agnosticismo cuando el método de investigación utilizado por estas disciplinas se considera sin razón como la regla suprema para hallar toda la verdad. Más aún, existe el peligro de que el hombre, confiando demasiado en los modernos inventos, crea que se basta a sí mismo y no busque ya cosas más altas.
Sin embargo, estos lamentables resultados no se siguen necesariamente de la cultura actual ni deben inducirnos a la tentación de no reconocer los valores positivos de ésta. Como son: el estudio de las ciencias y la fidelidad exacta a la verdad en las investigaciones científicas, la necesidad de trabajar conjuntamente en equipos técnicos, el sentido de la solidaridad internacional, la conciencia cada vez más viva de la responsabilidad de los expertos para ayudar e incluso proteger a los hombres, la voluntad de hacer más favorables para todos las condiciones de vida, especialmente para aquellos que sufren privación de su responsabilidad o pobreza cultural. Todo lo cual puede aportar alguna preparación para recibir el mensaje del Evangelio, que puede ser animada con la caridad divina[1].
28 de febrero de 2012
DINÁMICA JUVENIL
EL DIOS DE JESÚS
Dinámica: “Los Rostros de Dios”
Objetivo: Profundizar las diferentes formas de presentar a Dios y compararla con la de Jesús.
- Se dividen en subgrupos pidiendo a cada uno la tarea de presentar a Dios según lo haría: un profesor, un joven rumbero, un joven revolucionario, un político, un sacerdote tradicional, un padre de familia moralista.
Se les da 10 minutos para preparar la presentación.
Cada subgrupo nombra un representante que hará la presentación de Dios según el personaje, o lo describirá (máximo 5 minutos por persona). Si se desea más dinamismo se pueden escuchar interrogantes de otros “personajes” en una presentación. Hacerlo en forma de debate.
Conviene discutir cuál de las exposiciones sería la más aceptada.
- Uno de los miembros del equipo, que ha preparado el tema, presenta a Dios, tal como lo haría Jesús.
- Trabajo personal: cada uno consigna en su cuaderno; la respuesta a la siguiente pregunta: ¿Cómo estoy representando a Jesús en mi vida?
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