Estudiar en la universidad siempre se ha considerado
beneficioso para conseguir una mayor calidad de vida, pero también contribuye a
alargar la vida de quienes han pasado por una facultad. Un estudio de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) concluye que
los estudiantes universitarios viven más tiempo que aquellas personas sin estos
estudios: las mujeres alargan su vida hasta cuatro años, mientras que los
hombres viven hasta ocho años más.
Las mujeres europeas tienen una media de vida más larga que
los hombres, con 83 años frente a los 77 de los varones. No obstante el estudio
demuestra que los hombres de 30 años con estudios superiores pueden vivir hasta
51 años más, alcanzando los 81 años. Las mujeres con estudios universitarios,
por su parte, notan más ligeramente las ventajas de haber cursado una carrera
pues la esperanza de vida femenina llega a los 87 años.
El estudio de la OCDE revela diferencias dentro de los
licenciados europeos, principalmente en Europa Central. En la República Checa
un hombre de 30 años con estudios universitarios vive una media de 17 años más
que sus conciudadanos que no han pisado una facultad. En el sur las diferencias
entre personas con y sin estudios superiores son menos notables; por ejemplo,
en Portugal la diferencia entre estos dos colectivos es de tan solo 3 años.
El estudio demuestra que la educación ayuda a mejorar las
expectativas laborales y las posibilidades dentro del mercado laboral, pero
también incrementa la salud, la participación ciudadana y ayuda a contener la
violencia. Los adultos entrevistados en el estudio de la OCDE han demostrado
que, a más nivel educativo, existe más implicación en actividades cívicas o
colectivas como voluntariados, interés político o participación electoral en
los individuos.
A pesar de que la educación ayuda a mejorar el nivel de
satisfacción personal, el nivel de bienestar de los países también contribuye a
paliar las diferencias de longevidad entre las personas con estudios
universitarios o sin estos estudios. Especialmente esta diferencia se hace
patente entre los países nórdicos y los estados de Europa central: en Dinamarca
todos los entrevistados presentan un nivel de satisfacción por encima del 90%,
mientras que en la República Checa las diferencias oscilan entre el 30% y el
80%, según el nivel de estudios.
Fuente: elpais.com
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