Es fácil leer temas de adolescencia; ya no es tan fácil asimilar las pautas pedagógicas leídas, y mucho menos tener una visión global y armónica de todas ellas a la hora de ponerse manos a la obra
El educador necesita lo que se llama un Checklist , una hoja de ruta que le permita auto-evaluarse constantemente, asegurarse que no se deja nada por el camino. Los pilotos de avión tienen esa hoja que les permite revisar antes de cada vuelo todos lo procedimientos; un riguroso protocolo. Tienen prohibidísimo despegar sin repasar serenamente esa lista. Por muy preparados que estén, por muy expertos que sean, es fácil que en algún momento se les olvido un "pequeño botón" que hay que apretar, pero que puede ser decisivo...
Aunque parezca farragoso, evidente, cansado, se aconseja tener esta lista a la mano, revisarla con frecuencia sistemática. Está elaborada en progresión, no sobra ninguna pregunta.
El educador necesita lo que se llama un Checklist , una hoja de ruta que le permita auto-evaluarse constantemente, asegurarse que no se deja nada por el camino. Los pilotos de avión tienen esa hoja que les permite revisar antes de cada vuelo todos lo procedimientos; un riguroso protocolo. Tienen prohibidísimo despegar sin repasar serenamente esa lista. Por muy preparados que estén, por muy expertos que sean, es fácil que en algún momento se les olvido un "pequeño botón" que hay que apretar, pero que puede ser decisivo...
Aunque parezca farragoso, evidente, cansado, se aconseja tener esta lista a la mano, revisarla con frecuencia sistemática. Está elaborada en progresión, no sobra ninguna pregunta.
A. Preguntas claves sobre los fundamentos de la educación:
1. ¿Estoy ya completamente decidido a poner al otro antes que a mí en todo momento? ¿Con lo que eso implica en mi propia vida, en mi trabajo, en mis horarios…?
2. ¿Ya he entendido que educar no es atiborrar de consejos, normas, conocimientos o actividades varias, sino lograr que el muchacho viva integral y armónicamente su vida, en plenitud?
3. ¿Estoy convencido que sin una visión transcendente, que invada mi ser, mi intención educadora y mis actos, nunca lograré una verdadera educación y la plena realización del muchacho?
4. ¿Entiendo que esa visión me deba llevar a buscar encuentros reales con el muchacho, suscitando en él, desde su realidad concreta, las preguntas importantespara su vida, ayudándole a encontrar las respuestas adecuadas y acompañándole para que las haga convicciones y decisiones concretas?
B. Preguntas claves sobre el papel del educador:
1. ¿He entendido que la educación implica ante todo una relación sana y un acompañamiento permanente, sin agobios ni imposiciones innecesarias?
2. ¿Cuido que el ambiente sea siempre respirable? ¿Evito conflictos y provocaciones innecesarias?
3. ¿Pongo todos los medios adecuados, cueste lo que me cueste, para educar en todos los ámbitos de la vida del chico?
4. Pero antes ¿Tengo plena conciencia de la propia misión, sintiendo el peso de la responsabilidad educativa?
C. Preguntas claves sobre las actitudes del educador:
1. ¿He optado ya por la coherencia en mi propia vida, siendo consciente de que no puedo engañarme ni engañar a las personas que debo educar?
2. ¿Pongo en manos de Dios mi labor y cuento realmente con Él a la hora de educar, con humildad y realismo?
3. ¿He logrado combinar la sana autoridad con el ascendiente y liderazgo humano, o esto se me escapa de las manos?
4. ¿Ya sé combinar el cariño con la exigencia, o acaso no logro el equilibrio?
5. ¿”Pueden” los adolescentes con mi paciencia, o ya he logrado la serenidad necesaria para que exista el ambiente formativo adecuado y el respeto a la autoridad?
6. ¿Se abren los chicos conmigo porque sé acogerles, pase lo que les pase, digan lo que digan?
7. ¿Tengo una actitud sanamente provocadora que les “despierte y empuje” a no acomodarse con su situación?
D. Preguntas claves sobre los principios pedagógicos:
1. ¿He comprendido ya que tengo que tratar a cada chico de forma diferente, sin usar tópicos ni clichés, dándole a cada uno lo que le conviene?
2. ¿Me doy cuenta si los muchachos interiorizan y hacen suyo lo que les enseño y propongo, o todavía la disciplina y la formación es meramente externa y superficial?
3. ¿Estoy resuelto a darle a los muchachos una formación integral, preocupándome no sólo por su salud física y sus conocimientos, sino también por su voluntad, su afectividad y su espiritualidad?
4. ¿Entiendo lo que significa y uso la flexibilidad y la gradualidad en la formación, para no caer en un rigorismo ineficaz y para no quebrar a los muchachos?
5. ¿Tengo claro por otro lado que no puedo dejar de exigir y ofrecer una formación creciente y permanente, nuevas propuestas para que el chico crezca más y más como persona y en todos los ámbitos de su vida?
6. ¿He entendido ya que necesito prestar especial atención a los chicos de mayor influyo para ser realmente eficaz en la labor educativa; o aún pienso que eso es favoritismo? ¿Mal interpreto este principio metodológico, despreocupándome de algunos?
E. Preguntas claves sobre los contenidos y ámbitos educativos:
1. ¿Estoy logrando que los chicos quieran saber, que valoren la búsqueda de la verdad?
2. ¿Les enseño a pensar con lógica, a saber analizar las cosas, a lograr una síntesis de lo que aprenden, que les ayude a su propia vida?
3. ¿Les hago percibir y gustar de la belleza de la Creación, y así puedan abrir su mente a la fe y a la verdad de Dios, Belleza Total?
4. ¿Educo sus sentimientos y su afectividad para que sean equilibrados? ¿Les enseño a controlar y encauzar sus pasiones? ¿Y logro que estén bajo la guía de una voluntad recia y firme?
5. ¿Voy logrando en ellos una personalidad madura y equilibrada? ¿ Se aceptan como son y construyen sobre lo que son? ¿ Agradecen lo que son y lo que tienen?
6. ¿Tengo la seguridad que son sinceros? ¿Tienen una conciencia recta de lo bueno y lo malo? ¿Valoran las virtudes morales y sociales, o son más bien burdos?
7. ¿Estoy logrando en ellos los hábitos espirituales fundamentales? ¿Han asimilado que toda su educación tiene como culmen la donación al prójimo? ¿Les doy el espacio para que puedan hacer práctica esa donación?
F. Preguntas claves sobre las habilidades y las herramientas educativas:
1. ¿Me considero y soy hábil en manejar los conceptos que me pueden ayudar a informar y formar adecuadamente a los adolescentes? ¿Dedico tiempo para estar al día?
2. ¿Tengo recursos oratorios y metodológicos para atraer y captar la atención de los adolescentes? ¿Dedico tiempo para practicar y lograr las habilidades necesarias?
3. ¿Tengo una mentalidad previsora, que anticipa acontecimientos y que así libre a los muchachos de experiencias innecesarias, aunque sin caer en la sobre protección?
4. ¿He logrado ya la habilidad necesaria para generar un clima de confianza a mi alrededor, donde los muchachos se encuentran a gusto y abiertos a lo formativo?
5. ¿Sé usar la disciplina como una herramienta pedagógica logrando que los muchachos la interioricen? ¿Mal uso o abuso de los castigos?
6. ¿He aprendido ya a motivar sin caer en los recursos fáciles, en la adulación o en la premiación constante?
7. ¿Tengo la capacidad de manejar grupos, siendo consciente de su importancia para lograr la formación completa de los adolescentes?
P. José G. Sentandreu (del libro "Adolescentes, una guía en el caminar")
1. ¿Estoy ya completamente decidido a poner al otro antes que a mí en todo momento? ¿Con lo que eso implica en mi propia vida, en mi trabajo, en mis horarios…?
2. ¿Ya he entendido que educar no es atiborrar de consejos, normas, conocimientos o actividades varias, sino lograr que el muchacho viva integral y armónicamente su vida, en plenitud?
3. ¿Estoy convencido que sin una visión transcendente, que invada mi ser, mi intención educadora y mis actos, nunca lograré una verdadera educación y la plena realización del muchacho?
4. ¿Entiendo que esa visión me deba llevar a buscar encuentros reales con el muchacho, suscitando en él, desde su realidad concreta, las preguntas importantespara su vida, ayudándole a encontrar las respuestas adecuadas y acompañándole para que las haga convicciones y decisiones concretas?
B. Preguntas claves sobre el papel del educador:
1. ¿He entendido que la educación implica ante todo una relación sana y un acompañamiento permanente, sin agobios ni imposiciones innecesarias?
2. ¿Cuido que el ambiente sea siempre respirable? ¿Evito conflictos y provocaciones innecesarias?
3. ¿Pongo todos los medios adecuados, cueste lo que me cueste, para educar en todos los ámbitos de la vida del chico?
4. Pero antes ¿Tengo plena conciencia de la propia misión, sintiendo el peso de la responsabilidad educativa?
C. Preguntas claves sobre las actitudes del educador:
1. ¿He optado ya por la coherencia en mi propia vida, siendo consciente de que no puedo engañarme ni engañar a las personas que debo educar?
2. ¿Pongo en manos de Dios mi labor y cuento realmente con Él a la hora de educar, con humildad y realismo?
3. ¿He logrado combinar la sana autoridad con el ascendiente y liderazgo humano, o esto se me escapa de las manos?
4. ¿Ya sé combinar el cariño con la exigencia, o acaso no logro el equilibrio?
5. ¿”Pueden” los adolescentes con mi paciencia, o ya he logrado la serenidad necesaria para que exista el ambiente formativo adecuado y el respeto a la autoridad?
6. ¿Se abren los chicos conmigo porque sé acogerles, pase lo que les pase, digan lo que digan?
7. ¿Tengo una actitud sanamente provocadora que les “despierte y empuje” a no acomodarse con su situación?
D. Preguntas claves sobre los principios pedagógicos:
1. ¿He comprendido ya que tengo que tratar a cada chico de forma diferente, sin usar tópicos ni clichés, dándole a cada uno lo que le conviene?
2. ¿Me doy cuenta si los muchachos interiorizan y hacen suyo lo que les enseño y propongo, o todavía la disciplina y la formación es meramente externa y superficial?
3. ¿Estoy resuelto a darle a los muchachos una formación integral, preocupándome no sólo por su salud física y sus conocimientos, sino también por su voluntad, su afectividad y su espiritualidad?
4. ¿Entiendo lo que significa y uso la flexibilidad y la gradualidad en la formación, para no caer en un rigorismo ineficaz y para no quebrar a los muchachos?
5. ¿Tengo claro por otro lado que no puedo dejar de exigir y ofrecer una formación creciente y permanente, nuevas propuestas para que el chico crezca más y más como persona y en todos los ámbitos de su vida?
6. ¿He entendido ya que necesito prestar especial atención a los chicos de mayor influyo para ser realmente eficaz en la labor educativa; o aún pienso que eso es favoritismo? ¿Mal interpreto este principio metodológico, despreocupándome de algunos?
E. Preguntas claves sobre los contenidos y ámbitos educativos:
1. ¿Estoy logrando que los chicos quieran saber, que valoren la búsqueda de la verdad?
2. ¿Les enseño a pensar con lógica, a saber analizar las cosas, a lograr una síntesis de lo que aprenden, que les ayude a su propia vida?
3. ¿Les hago percibir y gustar de la belleza de la Creación, y así puedan abrir su mente a la fe y a la verdad de Dios, Belleza Total?
4. ¿Educo sus sentimientos y su afectividad para que sean equilibrados? ¿Les enseño a controlar y encauzar sus pasiones? ¿Y logro que estén bajo la guía de una voluntad recia y firme?
5. ¿Voy logrando en ellos una personalidad madura y equilibrada? ¿ Se aceptan como son y construyen sobre lo que son? ¿ Agradecen lo que son y lo que tienen?
6. ¿Tengo la seguridad que son sinceros? ¿Tienen una conciencia recta de lo bueno y lo malo? ¿Valoran las virtudes morales y sociales, o son más bien burdos?
7. ¿Estoy logrando en ellos los hábitos espirituales fundamentales? ¿Han asimilado que toda su educación tiene como culmen la donación al prójimo? ¿Les doy el espacio para que puedan hacer práctica esa donación?
F. Preguntas claves sobre las habilidades y las herramientas educativas:
1. ¿Me considero y soy hábil en manejar los conceptos que me pueden ayudar a informar y formar adecuadamente a los adolescentes? ¿Dedico tiempo para estar al día?
2. ¿Tengo recursos oratorios y metodológicos para atraer y captar la atención de los adolescentes? ¿Dedico tiempo para practicar y lograr las habilidades necesarias?
3. ¿Tengo una mentalidad previsora, que anticipa acontecimientos y que así libre a los muchachos de experiencias innecesarias, aunque sin caer en la sobre protección?
4. ¿He logrado ya la habilidad necesaria para generar un clima de confianza a mi alrededor, donde los muchachos se encuentran a gusto y abiertos a lo formativo?
5. ¿Sé usar la disciplina como una herramienta pedagógica logrando que los muchachos la interioricen? ¿Mal uso o abuso de los castigos?
6. ¿He aprendido ya a motivar sin caer en los recursos fáciles, en la adulación o en la premiación constante?
7. ¿Tengo la capacidad de manejar grupos, siendo consciente de su importancia para lograr la formación completa de los adolescentes?
P. José G. Sentandreu (del libro "Adolescentes, una guía en el caminar")
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