EDUCACIÓN Y CULTURA- DIÓCESIS DE PEREIRA

PASTORAL EDUCATIVA

21 de julio de 2014


EL OTRO EN LA VIRTUD 




No se puede ser virtuoso ni feliz sino en la Polis. Aquí  el otro refuerza y estimula con su comportamiento los hábitos virtuosos. No se es posible llegar a la virtud individualmente. 

En la Educación, por ejemplo, la virtud tiene grandes implicaciones, por cuanto esta no se puede dar sin el otro. Tendríamos aquí muchísimo que decir en lo referente a la educación como proceso de formación en la cultura. Formarse como ser humano consistirá en ir tomando forma de ser humano a través de la virtud. 

Las virtudes humanas (prudencia, fortaleza, templanza y justicia) son potenciadas e iluminadas por las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad). Entre ellas la caridad es la excelsa (el amor); por esto, cuando se ama, la fuerza benevolente del amor impulsa contra toda desesperanza. La excelencia del amor de Dios, como don, no encuentra posibilidad alguna de superación. 

La virtud es también una invitación a la autonomía, pero no la autonomía entendida a la manera moderna (que se impone como principio y fin), sino en el sentido de que es el hombre mismo quien escoge ser virtuoso y quien actúa libre y constantemente para alcanzar la virtud. Se podría decir que con la virtud el ser humano se libera de sí mismo.

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